jueves, 4 de febrero de 2016

Lo bueno de discutir

Todo en su justa medida

 




Tengo una teoría un poco inusual. Creo que discutir con tu pareja es algo bueno.

Semejante afirmación merece aclararse.

Todos tenemos a nuestro alrededor esa pareja adorable que nunca discute. Se presentan como la pareja perfecta. Están de acuerdo en todo. Personalmente, me mosquea mucho esta gente.

Todos somos individuos. Y como tal tenemos nuestros puntos de vista particulares. Es prácticamente imposible estar de acuerdo en todo. Lo que sí me creo, es que para evitar la discusión, uno de ellos baje la cabeza, sojuzgando su punto de vista.

Estoy emparejado y defiendo mis opiniones. De hecho, no soportaría estar con una persona que siempre me diese la razón. Algo que me encanta de mi pareja es que cuando no está de acuerdo, lo dice. Y si esto provoca una discusión, pues se discute. Y discutimos el tiempo que sea necesario. Pero esta discusión tiene una finalidad: encontrar una solución. Un acuerdo que nos permita estar a gusto a los dos.
Ninguno baja la cabeza para contentar al otro. Ninguno pasa a ser el pobrecito que transige para que todo siga.

Esto nos ha hecho discutir bastante al principio y cada vez menos. Las discusiones nos han permitido llegar a puntos de equilibrio donde podemos estar cómodos los dos.

Esto no hubiese pasado si nunca hubiésemos tenido estos desencuentros.

El problema surge cuando las discusiones no conducen a ningún sitio. Cuando una y otra vez discutes por lo mismo sin llegar a una solución. Algo que no se arregla, indefectible vuelve a salir.

Y si hay algo que resulta agotador, es estar discutiendo siempre de lo mismo.

Hay que tener en cuenta también cuando tener estas discusiones. Personalmente trato de circunscribirlas al ámbito privado. No me apetece poner a la gente en una situación violenta al vernos discutir.

Es verdad que es un proceso cansado. Sobre todo al principio. Pero estoy convencido que vale la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario